Reseña de Les valises en Le Canard enchaîné
Les valises en Le Canard enchaine
“Como cualquier buen thriller, estas “maletas”, más allá de la trama intrigante, dan la oportunidad de dar un paseo, aquí en Venezuela” Dominique Simonnot
Extracto del cuento Vals en Portugal, publicado en la revista Sibila 55
“Dios no existe. Quedó comprobado en un pueblo del norte de Portugal un día de 1999.
Dios nunca muere; lo sabemos por esa canción que mamá escuchaba en su pequeña radio.
En Portugal Dios no existe. Dios no existe y nunca muere.”
(…)
Extracto del cuento Vals en Portugal, publicado en la revista Sibila 55.
Juan Carlos Méndez Guédez acompaña a Leonardo Padrón en la presentación de “Contracanto”
Juan Carlos Méndez Guédez acompañará al autor venezolano Leonardo Padrón en la presentación de Contracanto: Poesía reunida (1979 – 2011). La cita es este martes en Cesta República (Madrid), a las 20:00 horas.
Crítica de Les valises en Le Figaro Magazine
“El venezolano Juan Carlos Méndez Guédez no necesitó ir muy lejos para sumergir su historia en un ambiente de paranoia y absurdo digno de Orwell o Kafka”
Philippe Blanchet
Los peligros de la novela decimonónica, por Juan Carlos Méndez Guédez
Publicado originalmente en La Mancha, espacio de literatura en español
La voz: el determinado sonido de una frase, sus ritmos, sus respiraciones, sus pausas, su léxico particular.
La voz: lo que nunca debe buscarse porque sólo existe como fortuito encuentro.
El relato es ese mundo que unas palabras, sólo unas determinadas palabras, hacen posible.
El mundo cobra forma por una voz que luego debe hacerse tan natural, tan sutil, que no debe interrumpir el mundo que ella hace posible.
La voz crea un mundo y luego debe fingir que desaparece para que ese mundo sea.
En sus memorias Steiner habla de ese descubrimiento aterrador de la infancia: la singularidad de cada presencia, de cada objeto o persona. La imposibilidad de que el mundo se repita, con lo que el ojo se enfrenta a un universo enloquecido que se disgrega en su infinita, sutil, invisible, multiplicación.
En alguna parte de sus palabras menciona el ejemplo de las hojas de un árbol que en su apartente uniformidad guardan mínimas, pequeñísimas diferencias. Quizás la escritura intenta detenerse precisamente en esa singularidad. Lo que interesa es ese mínimo crecimiento de una hoja que la torna diferente al resto.
El escritor convierte el terror de la diversidad en su alivio, en su plenitud.
Nada se repite, por lo que todo es efímero, así que el escritor canta y retiene durante unos pocos segundos más lo que está destinado a ingresar en la opacidad, en el olvido
(o al menos eso quisiera pensar y por si las dudas…escribe). Continue reading “Los peligros de la novela decimonónica, por Juan Carlos Méndez Guédez”